Sabemos que el proceso psíquico del embarazo no es el mismo para todas las mujeres ni en todo el periodo de la gestación. Encontramos cambios a lo largo del mismo en sus expresiones; también diferencias entre mujeres y en cada embarazo en función de su propia historia, su recorrido vital y su particular momento. Sin embargo, consideramos fundamental tener algunas claves para cuidar de forma adecuada la salud mental de las madres desde este momento. Desde el Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal, esta es nuestra propuesta:
1. Dar a conocer y visibilizar la psicología y la neurociencia del embarazo, parto y puerperio
Solo se ve aquello que se reconoce y de algún modo se busca. Conocer lo que cabe esperar a nivel psíquico en cada etapa del embarazo permite a las madres y a quienes las cuidan y acompañan, prestar atención e identificar algunas de las expresiones y vivencias que pueden emerger en este tiempo. Visibilizar la ambivalencia emocional entre las emociones típicas del embarazo. Aprovechar la transparencia psíquica, favorecer que la mujer revise su particular historia de vida, que pregunte a su madre por su propia infancia, que se conecte con la niña que fue para poder construirse como la madre que desea ser y en la que también se permite pensar. De este modo fomentaremos la autoobservación como puerta de entrada para el autoconocimiento, y para poder pedir ayuda. Consideramos importante motivar a las profesionales que acompañan a madres, bebés y familias para que se formen en aspectos y herramientas de psicología perinatal y de salud mental.
2. Dar voz y dar la palabra a las gestantes
Considerarlas en su necesidad de ser cuidadas no es otra cosa que devolverles la palabra y considerar sus requerimientos y sus demandas. A partir de la opción de elegir en diferentes cuestiones cada mujer podrá conectar con sus propias necesidades amplificando esta capacidad tan necesaria y útil de cara al autocuidado, al trabajo de parto y más tarde también en la crianza. El cuándo y el cómo bajar el ritmo de trabajo, con qué profesional seguir el embarazo, qué pruebas hacer, dónde y con quién vivir el parto. Son muchas y diversas las elecciones que se suceden en este tiempo. De cómo se legitime a la mujer en su derecho a elegir, de cómo se le faciliten las cosas en este sentido, de cómo se la respete en sus elecciones así ocurrirá que se empodere y confíe en sus propios recursos, además de asumir sus propias responsabilidades. Dar la palabra para ofrecer una escucha empática, respetuosa y sin juicios. Ambos recursos se suman a otras muchas herramientas que debemos manejar para cuidar a la díada en desarrollo.
3. Integrar la exploración del psiquismo materno durante el seguimiento del embarazo
Partiendo de la entrevista clínica como principal herramienta diagnóstica, los sanitarios formados en salud mental perinatal podrán ahondar en el estado emocional además de en el contexto psicosocial de cada mujer. Detectar permite ofrecer el acompañamiento necesario y prevenir así algunas de las complicaciones que implica el sufrimiento psíquico durante la gestación para toda la familia a corto y a largo plazo. Es conveniente considerar los contextos de riesgo, saber explorar la posibilidad de que la madre esté viviendo o haya vivido violencias en alguna de sus muchas formas. Tanto en casos de violencia constatada o sospechada como ante psicopatología o cuando hay dudas sobre el estado emocional de la madre conviene ofrecer la evaluación de un profesional de la salud mental. La mejor opción terapéutica es aquella que se ajusta a la individualidad de cada sistema.
4. Crear equipos multidisciplinares para la atención a la salud mental en la etapa perinatal
Los equipos multidisciplinares resultan muy provechosos en este periodo en que la atención se pone en el bebé, pero son también relevantes la madre y su entorno directo. Equipos de salud mental, de obstetricia, de atención primaria y pediatría, pero también asociaciones de lactancia, doulas y grupos de apoyo a la maternidad o servicios sociales entre otros. Es urgente crear equipos enfocados a incorporar la atención a la salud mental perinatal como parte integral de la atención desde el embarazo. La multidisciplinaridad posibilita ofrecer un servicio que vaya más allá de la labor de evaluación o interconsulta descontextualizada. Las intervenciones deben basarse en el conocimiento sistémico de la realidad compleja de cada mujer y de cada bebé en desarrollo.
5. Construir redes multidisciplinares de profesionales sensibles y formados en la salud materno infantil y familiar
Tejer lazos y diálogo a propósito de los casos y de las dudas e inquietudes. Desde un encuadre interdisciplinar fomentaremos el diálogo necesario entre especialistas que sirva de aprendizaje a todos y que redundará en una mirada más compleja y rica de la familia y cada uno de sus miembros. A partir de la atención a la etapa perinatal podemos ampliar a las sucesivas etapas del desarrollo. Un dialogo abierto y respetuoso entre equipos amplía visiones y acorta las distancias y las críticas innecesarias.
6. Favorecer los espacios de encuentro de madres y fomentar los grupos de padres desde el embarazo
De manera formal o informal, se trata de fomentar los lazos entre comadres que las hagan sentir que forman parte. Escuchándose y contándose, comparándose y quejándose juntas. Así se avanza en las crisis y así se transcienden muchas dificultades evolutivas. Desde el respeto a la individualidad y a lo común, se normalizan la diversidad de experiencias y estilos maternos y se muestran también la variedad de problemas y de soluciones. Los hombres parten de un mayor aislamiento en lo íntimo. Para ellos urge fomentar espacios de encuentro. El que sean espacios propios para el varón es un buen modo de propiciarlo. Formalizarlos desde los servicios de salud o desde los movimientos sociales y asociativos sirve de estímulo desde el que atreverse a compartir y a revisar la propia crisis de la paternidad.
7. Visibilizar y normalizar la diversidad de experiencias y narrativas en torno a la maternidad y el embarazo
Cada vez son más diversas las realidades de las madres. Cada vez son también más las que se sienten distintas y desean ser reconocidas o respetadas en su propio sentir identitario. Madres solas por elección, las cada vez más comunes madres añosas, madres jóvenes que eligen maternar, madres por donación de gametos entre otras técnicas de fertilidad, madres lesbianas o maternidades transexuales entre otras realidades. Todas tienen una historia que entender y cuidar en su sentir. Aprovechar el aporte del arte en sus muchas manifestaciones, visibilizar la expresión a través de la fotografía, la pintura y la literatura creada por madres desde su propia vivencia, ayuda a visibilizar realidades y a acompañar desde una mayor sensibilidad que es también un mayor conocimiento.
8. Fomentar la búsqueda del placer y de la expresión más allá de la palabra
El embarazo es parte de la vida sexual de la mujer, en este sentido el cuerpo cobra un protagonismo en sí mismo y el placer se convierte en una prioridad. Para fomentar la salud integral conviene orientar en el autocuidado y en la autoexploración del cuerpo (Pérez, 2015) más allá de la alimentación, el ejercicio o la evitación de tóxicos, sugiriendo prácticas como el automasaje o el masaje en pareja. Consideramos conveniente fomentar la salud sexual explorando las necesidades de cada una e incorporando las de su pareja buscando mejorar la comunicación en sus encuentros. Integrando los recursos expresivos tales como la práctica del canto, la pintura y los beneficios del medio acuático todos ellos considerados potencialmente útiles para fomentar el placer, la creatividad y de este modo inspirar en la búsqueda personal del bienestar en la experiencia materna.
Extraído de Psicología del embarazo, de Patricia Fernández Lorenzo e Ibone Olza.